La enfermedad de Willis-Ekbom, o síndrome de las piernas inquietas (SPI), es un trastorno que puede darse tanto en hombres como en mujeres. Alrededor del 5 al 7% de la población sufre de este trastorno neurológico que consta de una sensación de incomodidad en las extremidades, mayormente en las piernas y le produce al paciente ganas de moverlas casi incontrolablemente.
Se le conoce también como síndrome del pie inquieto, acromelalgia o RSL, por sus siglas en inglés. Las primeras apariciones datan del siglo XVII, en ese momento el doctor Thomas Willis la describió como “inquietud de miembros inferiores”. No fue sino hasta 1946 que gracias al neurólogo Karl Ekbom se comenzó a usar la denominación internacionalmente de piernas inquietas.
Su mayor característica es la necesidad de mover las piernas de manera muy marcada cuando están en reposo. Los pacientes describen la sensación como espasmos, hormigueos, calambres; síntomas que pueden ser pasados por alto por no tener consecuencias mayores, al menos, de inmediato.
Sindrome de PIERNAS INQUIETAS
Síndrome de piernas inquietas- Caso de Bárbara

¿Cuándo se da?
Específicamente el síndrome de piernas inquietas se da antes de dormir, después de un día largo cuando tendemos a relajarnos. También cuando pasamos mucho tiempo en la misma posición, bien sea sentados por muchas horas o acostados.
¿A qué se debe?
Según los especialistas, el SPI se debe a un trastorno del sistema que se encarga de generar dopamina. La dopamina es una sustancia química transmite la información de una neurona a otra, esto se denomina neurotransmisor.
Esta sustancia es producida por el propio cuerpo humano. Entre sus funciones se encuentran: la coordinación de movimientos musculares, los procesos cognitivos de aprendizaje y la regulación de la memoria.


¿Qué causa el SPI?
Cabe resaltar que 9 de cada 10 pacientes con este trastorno, no están diagnosticados. Existen varias causas para la aparición de SPI. En la mayoría de los casos, las personas con edades comprendidas entre los 40 y 45 años, son bastantes propensos a sufrirla, sin embargo, se conocen casos en los que esta enfermedad aparece en la infancia.
Los especialistas resaltan que el uso de medicamentos, como los antidepresivos, es una fuente importante para el diagnóstico del trastorno de piernas inquietas. Pero hay causas más probables que pueden motivarlo:
- Alteraciones en la nutrición del paciente: el déficit en distintos nutrientes como el hierro podría ser uno de ellos.
- Enfermedades gastrointestinales: pacientes con enfermedad celíaca podrían padecer también de este síndrome, debido a que esta enfermedad altera la absorción de vitaminas, minerales y nutrientes necesarios en el cuerpo humano. Otra enfermedad que podría estar ligada al SPI, es la de Crohn que igualmente desmejora los niveles de hierro.
- Patologías como la diabetes, Parkinson, insuficiencia renal, entre otras.
- Antecedentes familiares o genética.
Los movimientos que causan el padecimiento de esta patología, pueden ser controlados simplemente con caminar. Si bien se dan por un período corto de tiempo, se conocen casos extremos en los que puede hacer que el paciente rompa el sueño. Lo que provoca somnolencia y cansancio durante el transcurso del día, ansiedad y otros problemas.
Tipos de síndrome de piernas inquietas
Primario o familiar: Según expertos, más del 60% de pacientes diagnosticados con esta enfermedad, tiene al menos un familiar afectado, por lo que la genética juega un papel importante.
Secundario: Este surge como resultado de otra enfermedad. La más común es la anemia, que se produce debido a su falta de hierro en el organismo. Otras patologías como artritis o neuropatía periférica, también están asociadas.
- Idiopático: Es una enfermedad que tiene un origen desconocido. El paciente con este tipo de diagnóstico no sufre de ninguna enfermedad preexistente y tampoco tiene algún afectado en su núcleo familiar.
SPI y su relación con la Fibromialgia
La Fibromialgia es una condición que produce dolor y sensibilidad en los músculos. Por esto, suele estar acompañada de alteraciones de sueño, fatiga y hasta pérdida de memoria. El 31% de las personas que la padecen, sufren del síndrome de piernas inquietas o pies inquietos.
Al igual que con el SPI, las alteraciones que sufre el sistema nervioso con la fibromialgia son anormales por lo que llevan al paciente a verse afectados con contracciones musculares dolorosas.


Alteraciones en el cerebro
Un equipo de científicos de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, descubrió la asociación del síndrome con una alteración estructural en el cerebro que podría ser su causa principal.
El estudio realizado por los especialistas reveló que los pacientes con SPI, sufren cambios en la zona del cerebro en la que se procesan las sensaciones: temperatura, dolor, movimiento y posición corporal. A través de una resonancia magnética realizada a pacientes con SPI pudieron determinar que las personas con esta enfermedad, tienen el área somatosentorial del córtex cerebral por debajo de la de un paciente sano.
Además reconocieron que estos pacientes presentaron una disminución de la zona del cerebro que conecta las fibras nerviosas de los dos hemisferios. Por esto, se conoció que es mayor la probabilidad de que un paciente con síndrome de piernas inquietas, sufra un accidente cerebrovascular.
¿Cómo se diagnostica?
En la mayoría de los casos, no son necesarias pruebas para diagnosticar esta enfermedad. El médico procede a realizar ciertas preguntas al paciente para asociar su padecimiento con el síndrome. Incluso, se pueden llegar a realizar estudios de sueño, para descartar otros diagnósticos o conocer el origen de la enfermedad. También es usual verificar la disponibilidad de hierro mediante un examen de laboratorio. Un diagnóstico precoz ayuda a mejorar la calidad de vida del paciente.


Tratamiento
Como tratamiento se presentan medidas farmacológicas y no farmacológicas. La primera de ellas se basa como principal objetivo en la nivelación del estado de hierro del paciente, a través de un tratamiento vía oral o vía intravenosa en algunos casos. A su vez existen otros tratamientos sintomáticos si el paciente no padece de déficit de hierro: dopaminérgicos, que se utilizan para tratar enfermedades como el Parkinson; antiepilépticos y opioides.
Esta enfermedad dura toda la vida y no tiene cura, pero se pueden llevar a cabo ciertas rutinas en para prevenirlo.
- Realizar ejercicios de flexibilidad para el cuerpo: la idea es mantener los músculos fuertes y saludables, por lo que se recomienda realizar estiramientos diarios de las extremidades.
- Mantener una buena postura: bien sea a la hora de estar sentado o acostado, una postura que mantenga el cuerpo en un buen nivel, es ideal.
- Actividades deportivas que manejen la relajación y la espiritualidad, como el yoga o el pilates.
- Baños tibios y masajes de relajación.
- El consumo de Vitamina C, hierro y otros suplementos bajo regulación médica.
El hierro es un aliado
Las pruebas realizadas por los especialistas, determinaron que el hierro compensa la gravedad del SPI. El hierro es un mineral necesario en el cuerpo debido a que es usado por el cuerpo en la fabricación de hemoglobina y mioglobina, dos proteínas que transportan oxígeno.
Además, el hierro es un mineral clave para combatir varias enfermedades, como la anemia. Cabe destacar que las mujeres son la población más afectada por falta de hierro en períodos de menstruación o al estar gestantes.


El SPI y el insomnio
El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño o la dificultad de permanecer dormido y el síndrome de piernas inquietas es una de sus mayores causas. La mayoría de los pacientes que padecen de SPI acuden al médico por padecer insomnio sin saber su real diagnóstico.
Se conoce que el “pico de inquietud”, de este síndrome se lleva a cabo en su mayoría cerca de la medianoche; por lo que quien lo padece es bastante propenso de sufrir también de esta condición que le impide conciliar el sueño de manera debida.
Los pacientes con SPI padecen movimientos involuntarios al dormir, de brazos, más comúnmente de las piernas, por lo que se genera fragmentación del sueño que alteran a su vez el descanso de la persona afectada. Por ende, como en cualquier otro trastorno del sueño, lo recomendado por los especialistas, es mantener una buena “higiene del sueño”.

Síndrome de piernas inquietas en el embarazo
Según estudios, son muchas las mujeres que en el embarazo sufren el síndrome de piernas inquietas. Los factores que determinan la aparición de este padecimiento en las mujeres embarazadas son: factores demográficos, socioeconómicos y nutricionales.
Esta molestia afecta alrededor de 30% de las mujeres embarazadas, mayormente en el tercer trimestre de gestación. Supuestamente, las alteraciones hormonales, sobretodo el aumento de estrógeno, están asociados con el síndrome de piernas inquietas.
Durante el embarazo, los síntomas pueden ser confundidos, pues tienen similitud con otros padecimientos. Problemas de circulación, calambres, neuropatías periféricas, son algunos síntomas.
Entre las recomendaciones que los especialistas dan a las mujeres embarazadas que sufren de este trastorno, además del consumo de vitaminas y de ácido fólico, es llevar una dieta balanceada; ya que las mujeres con sobrepeso tienen mayor riesgo de sufrirlo. Los baños calientes y masajes en miembros inferiores también ayudarían a no padecer esta enfermedad.
¿Cómo dormir con el SPI?
Especialistas en medicina del sueño, recomiendan ciertas rutinas para tener una buena “higiene del sueño” a pesar de padecer SPI:
Se debe evitar las comidas pesadas antes de acostarse.


No acostarse con sed pero evitar a su vez, tomar mucho líquido porque interrumpiría el sueño.
Irse a dormir sin pensamientos preocupantes: probar realizando ejercicios de relajación como el yoga, la meditación, etc.


Asimismo durante la noche, se debe reducir el ruido de artefactos como ventiladores. Si es posible es recomendable dormir con tapones de oído.
Mantener la habitación oscura y con un ambiente fresco


Usar un colchón cómodo, así como una almohada confortable.
No mirar televisión o el teléfono en la habitación. Utilizarla solo para dormir.

Referencias
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